El método homeopático como tal se aplica en el tratamiento de daños por vacunación, y consiste en la administración de cuatro remedios sucesivos de la vacuna sospechada. Cada “curso” consta de las siguientes diluciones 30C, 200C, 1M y 10M. La duración de un curso depende de la gravedad del problema, y las reacciones del paciente, pudiendo durar entre 2 semanas y 2 meses. Las potencias deben repetirse hasta que ya no se observe mejoría antes pasar a la siguiente potencia. Después de cada curso se dejan 1 o 2 semanas de descanso. La administración consiste en dejar que 2 glóbulos se fundan en la boca.
• Uno de los factores importantes para el desarrollo del autismo es, sin duda, la aplicación de muchas vacunas a una edad muy temprana. En los Países Bajos, las vacunas contienen principalmente hidróxido de aluminio, formaldehído, contaminantes proteicos y las vacunas propiamente dichas, virus, bacterias o toxinas, a veces también mercurio. En los niños con mal funcionamiento de sus sistemas de desintoxicación (por deficiencia de la metalotioneína) esto puede dar lugar a efectos secundarios graves, de los cuales el autismo es solo uno. El auge de la epilepsia, asma, eczema, trastornos de conducta, trastornos del desarrollo y muchos otros síntomas post-vacunación han podido ser causados por factores similares. En los Estados Unidos, el enorme aumento de los casos de autismo (de 1:180.000 a 1:180) coincide con la introducción de la vacuna triple víral y, posteriormente, la vacuna contra la hepatitis B que se administra al nacer.
• El sistema inmunológico se compone de dos partes importantes: la defensa humoral y celular. Las vacunas provocan un cambio desde la defensa celular hasta la humoral, que conduce a un debilitamiento del sistema inmunológico. Una deficiencia de zinc puede provocar a un cambio similar.
• Todo niño autista debería ser detoxificado utilizando remedios homeopáticos diluidos preparados a partir de las vacunas que se le hayan administrado.
• ¡Los niños autistas nunca más deberían ser vacunados!
