Autism

Los ácidos grasos

 

Los ácidos grasos poliinsaturados (los ácidos grasos omega-3 y omega-6) juegan un papel crucial en la formación y en el funcionamiento del cerebro. Estos ácidos grasos poliinsaturados han desaparecido de nuestra dieta moderna casi por completo.

Las investigaciones científica recientes han revelado que una deficiencia de ácidos grasos insaturados (AGI) o un desequilibrio en estos ácidos pueden tener un papel importante en los trastornos de conducta, problemas de aprendizaje, dislexia y trastornos del espectro autista. Estos ácidos grasos (omega- 3 y omega-6) se encuentran en el pescado, el aceite de linaza, algunos frutos secos y, en menor medida, en las verduras de hojas verdes. Son esenciales para el desarrollo normal del cerebro, así como para nuestra salud mental y emocional. Las mujeres embarazadas deben tomar suplementos de omega 3 y los niños menores de tres años de edad también requieren grandes cantidades de ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) para un desarrollo sano de su cerebro. Además, las investigaciones ha demostrado que la administración de ácidos grasos omega-3 lleva a mejores resultados que con ácidos grasos omega-6, sumado al hecho de que el EPA (especialmente), más que el DHA, da resultados favorables. Por esta razón varios suplementos de ácidos grasos omega-3 se han comercializado que contienen una relación EPA/DHA de al menos 4:1. El aceite de pescado estándar contiene una proporción de 3:2.

Según el Dr. Alex Richardson, los indicios de una deficiencia de ácidos grasos omega-3 son:

  1. Sed excesiva, micción frecuente, piel áspera o seca, pelo seco y sin brillo, caspa y uñas delgadas y quebradizas.
  2. Propensión alérgica: eczema, asma, fiebre del heno, etc.
  3. Síntomas visuales como visión nocturna pobre, hipersensibilidad a la luz y desordenes en la lectura como ver bailar las letras.
  4. Trastornos de atención: trastornos de distracción rápida, falta de concentración y memoria.
  5. Hipersensibilidad emocional: en particular, la tendencia a la depresión, cambios de humor intensos y temores excesivos.
  6. Problemas para dormir: en particular, la incapacidad para relajarse por la noche y la dificultad para despertarse por la mañana.

Las fuentes vegetales de ácidos grasos omega-3, tales como el aceite de linaza, sólo contienen ALA (ácido alfa-linoleico) que no siempre es metabolizado adecuadamente en EPA y DHA. Por esta razón se prefiere la administración directa de de suplementos con la proporción correcta de EPA/DHA bajo la forma de aceite de pescado. Las investigaciones ha demostrado que la ingesta ideal de la EPA es de aproximadamente 500 mg/día, pero algunas personas requieren aún más.

El DHA es especialmente importante en la estructura de las membranas celulares del cerebro, particularmente en la primera infancia cuando el cerebro crece, y más adelante en el ciclo vital, para mantener la flexibilidad de las membranas.

En los niños, el 20 % del cerebro consiste de DHA. El EPA juega un papel esencial en la regulación a corto plazo de las funciones del cerebro, tales como el balance hormonal, la función inmune y la circulación sanguínea. EPA es igualmente importante para la reducción de infecciones, por ejemplo en el tracto digestivo. Ambos ácidos grasos son indispensables para todas las membranas celulares, ya que regulan el flujo de nutrientes hacia la célula. También están involucrados en la liberación y reabsorción de los neurotransmisores (sustancias químicas esenciales para la transferencia de estímulos entre las neuronas).